jueves, 29 de enero de 2009

Incendio Forestal en La Nucía (Alicante).

El pasado sábado 24 de Enero de 2009, alrededor de las 9:30h de la mañana, se escribió uno de los episodios más dramáticos que recuerda la comarca alicantina de la Marina Baixa, con respecto a lo que a desastres medioambientales se refiere. Algo más de 1.000 Has. de bosque mediterráneo ardieron en unas pocas horas. Un fuego que, al parecer, tuvo su origen en la caída de tres torres de tendido eléctrico de alta tensión. Una línea que, dicho de paso, tenía su trazado sobre una importante masa forestal cubierta, principalmente, de pino pinaster de diferentes añadas.
Hasta cinco términos municipales se vieron afectados por la incidencia del fuego: La Nucía, Polop de la Marina, Benidorm, Finestrat y Alfaz del Pí.

Parajes naturales, como los del Puig Campana (en la imagen superior) y el Ponoch o León Dormido, se vieron afectados por la virulencia de unas llamas que encontraron como aliados unos vientos secos de poniente de hasta 110km/h, un tupido manto forestal y un sistema radial de pequeños barrancos que hacían las funciones de canal de conducción rápida de diferentes frentes de llama. Si a todo esto le añadimos que a barlovento, aunque con previsible avance más lento, el fuego buscaba las pronunciadas pendientes de las laderas de los citados montes. Tenemos un caldo de cultivo propicio para el desastre.
En la imagen inferior, se puede apreciar el momento en el que uno de los frentes alcanza las faldas del Puig Campana. Las dimensiones y altura de la columna de convección se podía divisar a kilómetros de distancia.
Otro de los factores a tener en cuenta es que, aunque en su inicio se trataba de un incendio forestal púramente dicho, al poco tiempo, dado su avance rápido por los factores anteriormente descritos, se transformó en un incendio de interfaz urbano-forestal, esto es en el que se unen estos dos ingredientes: zona forestal y núcleos urbanos, en este caso, una serie de urbanizaciones periféricas del centro urbano del término de La Nucía, principalmente. Es, entonces, cuando el caos está casi garantizado; cuando todo el operativo ha de centrar su prioridad de intervención en el socorro de la población humana y los bienes inmuebles. Según citan las fuentes de información mediática, hasta 14.000 personas fueron desalojadas como medida preventiva. Una tarea urgente de los Servicios de Emergencia que el fuego probablemente también aprovechó para ir ganando terreno a los cuatro vientos, sin encontrar más resistencia que la de los elementos.

Aún así, y dadas las condiciones meteorológicas en la zona que imposibilitaron la actuación de los medios aéreos, debemos de felicitar a todo el personal que intervino en el control de ese fuego salvaje que desafortunadamente se desató en la mañana del sábado y que en menos de 24 horas, a pesar del conjunto de adversidades, fueron capaces de bajarle los humos y cerrarle el cerco. A los miembros de las Brigadas Rurales de Emergencia de la Generalitat Valenciana, Cuerpo de Bomberos, Unidad Militar de Emergencias, Voluntarios de Protección Civil, Guardia Civil, Policía Local, Voluntariado Ambiental, Sanitarios, etc. ¡¡¡GRACIAS!!!
Hay que reseñar que se actuó con diligencia, celeridad y profesionalidad. No obstante, señalar que rápidamente se dejó en tela de juicio si con los medios con los que se cuentan en la provincia de Alicante, la población cuenta con el suficiente respaldo en materia de emergencias. Según parece, pronto hubo que solicitar medios de refuerzo a Valencia, Zaragoza y Cuenca. Si bien es cierto, que la situación creada por el incendio y la no actuación de la flota aérea, le dio un cariz de excepcionalidad a la emergencia, acabando en un desastre ecológico.

Una vez todo resuelto, debería ser un buen momento para realizar los análisis post-intervención, tanto a nivel operativo como político. En el primer caso, hacer un balance de aciertos y errores estratégicos, a fin de aprender de la experiencia e impulsar posibles mejoras de cara a futuras intervenciones. En el segundo caso, cabría hacer un replanteamiento de la gestión del suelo, pues no son pocos los núcleos de población humana que se aglutinan muy próximos o entre zonas más propias del ámbito forestal que del urbano.
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Por último, recuerdo las palabras que el Suboficial de Bomberos del Parque de la Marina Baixa, Pepe Cerdá, comentó a los medios de comunicación durante la presentación oficial del "I Simposio Nacional sobre Incendios Forestales- SINIF 2008", y que precisamente se celebró en Polop de La Marina, uno de los municipios afectados por este incendio. Decía: "Los fuegos de interfase constituyen una de las asignaturas pendientes". Algo que yo mismo corroboré, al mismo tiempo.
Insisto, creo que se actuó bien, pero la experiencia debe servirnos para el aprendizaje y la mejora continua.
Esperemos no se vuelva a repetir, pero si llegara el momento, que nos coja con la lección aprendida.
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